Anocheciendo en El Real de San Vicente
Pasear por las calles con diversos aromas al atardecer, es como regalarle caramelos al alma.
En otoño, en mi pueblo, en casi todas las casas huele a castañas asadas.
Huele a humo y leña quemada, huele a pueblo serrano, y a sierra helada, huele a vida y trabajo, huele al labrador y a ganadero, huele a alegría y a tranquilidad, huele a vida rural.
Esta es la Cooperativa Serrana del Oso.
Aquí traen las castañas todas las personas que tienen castaños y quieren vender su fruto.
Si vas por el Real, no entres a recoger las castañas porque cada árbol tiene dueño. Esos dueños cuidan de sus fincas para poder recoger el fruto que luego venden y pueden vivir unos meses de él. Si tú coges lo que no es tuyo, estas dejando a una familia sin poder hacer frente a sus gastos. Las castañas salen del castaño porque hay personas que dejan su sudor durante todo el año. Limpian su fincas y agachan el lomo para que sus castaños den buenas castañas y puedan vender para poder comer y pagar aquello que no pagaron porque se les terminó el dinero.
Tienen los lomos bien cansados y las manos agrietadas de trabajar en el campo.
Si vas por el Real y quieres castañas está la cooperativa y tiendas donde se venden, NO VAYAS A SAQUEAR EL TRABAJO DE QUIEN PASO HORAS Y HORAS LIMPIANDO Y CUIDANDO DE SUS CASTAÑOS.
Pedí permiso al Presidente de la Cooperativa para hacer fotos
Cada persona que deja las castañas en la cooperativa, las limpia y prepara para la venta.Sudor y trabajo hasta recoger todas estas castañas.
Pelarlas es lo peor porque hay que pelarlas calientes para que salga bien la piel de dentro.
Nosotros desde casa escuchamos el sonido de la zaranda cuando está dando vueltas para controlar las castañas según sus distintos tamaños.
Antonio estuvo un día donde sus primos Roque y Marisol y trajo bastantes castañas que les llevó a sus compañeros de trabajo, jefes y nosotros nos quedamos con unas pocas.
Esta semana nos ha llevado unas pocas Felipe y Mari. Están riquísimas asadas en la lumbre.
Nos encantan las castañas asadas y comerlas calentitas después de cenar.
Cada año asamos las castañas en la sartén seguramente de mis tatarabuelos. Esta sartén desdentada tiene más de cien años muchos más y ahí sigue desdentada, con el culete lleno de agujeros para asar bien las ricas y realeñas castañas
Sartén y lumbre
castaña a castaña
corta el abuelo
luego asa.
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Calor de leña
al amor de la lumbre
todos sentados
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Las manos negras
sabor en los labios
vino, castañas
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El niño ríe
explotó la castaña
asó sin rajar
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Oscura dentro
envuelta en erizo
se despereza
dulce, tierna castaña
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Ummmm, estaban riquísimas
En el Real de San Vicente todo es bueno: las castañas, las frutas, las verduras, los paisajes, el agua, el aire, pero por encima de todo Isa y Antonio.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
¡Que bien huelen! me encantan crudas y asadas y "robadas" hace años, muchos, paseando por un pueblo al que fuimos para ver una cascada cola de caballo por el camino había castañas en el suelo y fuimos comiéndolas hasta que empezamos a subir monte arriba. Abrazucos
ResponderEliminarPasear por las calles con diversos aromas al atardecer, es como regalarle caramelos al alma....
ResponderEliminarEres una poesía que respira.
Besos.
Me he quedado acá, en mi cubil, con la boca hecha agua. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarEsos aromas del otoño, los adoro. Cartuchitos de castañas asadas, calentitas y con ese delicioso aroma...
ResponderEliminarMi abuela también nos hacía un puré dulce para merendar, en aquella gran cocina donde hacíamos los deberes al calor de su cocina económica...Ummmmm
Un abrazo.
Madre mía , espero que aún queden castañas para mi vengo tarde pero hambrienta jajaj, que pinta tienen. Es cierto que es un trabajo que esta genial que lo hayas subido así nos hacemos una mejor idea. Me gusta el olor cuando se están asando en la lumbre y los petardos que pegan ajajja. Un besazo y muy feliz noche y buen provecho, te pillo una jajaja.
ResponderEliminarQué bien poder disfrutarlas, merecido respeto al que trabaja el campo todo el año, eschuché en las noticias el robo de castañas por los turistas en algunos lugares y me indigné.
ResponderEliminarBesos.
Vaya, es la primera vez que veo una cooperativa de castañas. Siempre fue en el campo, en los árboles como erizos y las que nos regalan o asadas en la fiesta de las castañas y el vino.
ResponderEliminarLa poesía es hermosa...
Abrazos
Qué entrada tan buena y entrañable con sabor a castañas. Un olor siempre agradable que aparece con el frío, que alegra las calles y calienta las manos y con su sabor da gusto al paladar.
ResponderEliminarEs también un canto al esfuerzo y a ese árbol y fruto, con esas fotos y tu texto, dándonos a conocer ese mundo rural, que por aquí, poco a poco se ha ido, desafortundamente, perdiendo.
Un abrazo,Isa.
Me alegro por esa cooperativa de castañas, que apoya a todos los castañeros del pueblo, Isa. Las castañas asadas son tradición en muchos pueblos de España. Son una delicia ahora en otoño, que tratamos de saborear. Como siempre has sido generosa en tus fotos y en tus bellos haikus, que le dan un toque mágico y literario a tu post, amiga.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo entrañable por tu buen hacer. Feliz finde, Isa.