lunes, 13 de julio de 2020

Creciendo en la tierra...

Me encanta hacer fotografías a la naturaleza y dejar  inmortalizados los colores. Ahora no puedo no más que hacer fotos a las cosas más cercanas que tengo. Mi padre me absorbe todo el fin de semana. Las horas que tengo libres son nocturnas y como que no me apetece ir con la cámara. Me apetece relax y sentarme en un parque del pueblo, en el Batán y hablar y compartir con amigos/amigas. Llevábamos mucho tiempo sin quedar con Juli y Jesús y lo hicimos la noche del sábado. Estuvimos sentados en un banco de piedra con mesa de piedra. Esto es un merendero donde se han realizado muchas actividades de verano.
Ahora está todo paralizado. Los jóvenes del pueblo lo usan para hacer sus botellones. Y creo que ha este paso también lo haremos los más adultos porque sinceramente, da miedo ir a la plaza y ver como estan las terrazas de personas sin mascarillas y guardando poco el espacio.
Yo soy una de esas personas miedosas que no me da ningún apuro decirlo. No bajaré a alternar con personas a los bares en tanto no hayan sacado la vacuna. Estuvimos hasta casi las dos de la mañana y se estaba de maravilla. A la vuelta nos encontramos con una culebra jajaja, se ve que yo las persigo o ellas me esperan porque han olido mis pasos. :-) 

Domingo por la mañana después de dejar a mi padre en casa habiendo dado su paseo. Fui al encuentro de mi compañero al campo.
Esta preciosidad es la flor de la berenjena.
Fotos hechas con  el teléfono móvil.

Una hierba nadando en una poca de agua.
Las granadas piden clemencia al sol para que no las achicharre

Las moras de moral están riquísimas y son muy llamativas por el color intenso zafiro cuando aun no están para comer y son muy ácidas.

El domingo cogí del moral ricas moras. He congelado dos cuencos para hacer granizado de moras y para comer con helado.
Me gusta mezclar moras en su punto con moras aun ácidas. Cuando explotan en la boca es una sensación de agridulce que te hace levitar.


Moras frescas recolectadas. Cuando recojo este fruto es como un rico orgasmo muy satisfactorio.
Hay muchas actividades que me producen tal placer al realizarlo que son como orgasmos sin programar y tan tan satisfactorio como cuando  haces el amor con tu parejas. Bueno seamos honestos, son orgasmos diferentes al no ser carnales.

Riquísimas al paladar. 
Al lavar las moras  bajo el chorro del agua,  algunas las he dejado heridas y su aspecto no es muy bonito. Sé que esto se lo he producido yo porque cuando las cojo del árbol soy muy delicada para no estropearlas.

Se junta en la boca diferentes sabores que al ser paladeados es como una bomba de sensación   muy agradable  en las papilas gustativas. Es un gustillo  que te lleva a lo  salvaje del moral y a la finura del helado Tuti-Fruti.

Hay fotos tomadas con el teléfono móvil y otras con mi cámara. Se ve muy bien la diferencia.



7 comentarios:

  1. Recuerdo las moreras en casa de mis abuelos, y las moras riquísimas me gustan mas que las de zarza que tambien había, que veranos mas divertidos y cuantos años han pasado. Yo tambien tengo miedo y soy muy cuidadosa. No toca otra. Abrazucos

    ResponderEliminar
  2. Isa, estoy de acuerdo contigo. La gente joven no tiene cuidado, ni miedo, llena las terrazas y bares sin mascarillas. Por eso, es mejor seguir lejos, disfrutando de la naturaleza y tu sabes hacerlo muy bien. Esos postres de moras con helado deben estar riquísimos. Tus fotos siempre son inspiradoras, Isa. Sigamos cuidándonos, ojalá la vacuna venga pronto.
    Mi abrazo y feliz semana, amiga.

    ResponderEliminar
  3. He tratado de publicar y se ha hecho un enredo, Carlos

    ResponderEliminar
  4. ¡Qué testimonio más bonito de tus vivencias en el pueblo los fines de semana! Lo más admirable la dedicación a tu padre y luego tu admiración por la Naturaleza, cosa que comparto. En ella está toda la paleta de colores y toda la carta de los sabores. Por último, haces bien en ser cuidadosa: el Covid no ha terminado y es mucho el flagelo que todavía nos ha de dar. Cuídate mucho.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Dan ganas de comérselas... hace mucho que no las pruebo.

    Claro que hay miedo, pero yo no quiero vivir como un muerto en vida... o sea, hay que plantar cara ya... las vacunas nunca son efectivas totalmente, con suerte protegen un 50% de la gente que se vacuna y eso suponiendo que no mute la cepa.
    Esperar encerrados a que llegue una vacuna que no sabe su efectividad es duro eh...

    Besos.

    ResponderEliminar
  6. Por lo menos tienes la compañía de la naturaleza y el disfrute de los manjares que regala la tierra.

    Bonitas fotografías.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. El campo será siempre imprescindible. Da la comida, y equilibrio ecológico. Por esa, la necesidad de la preservación de los ecosistemas sin dubitaciones. Un abrazo. Carlos

    ResponderEliminar