viernes, 22 de junio de 2018

La luna necesita que le acaricien

 El día se durmió con el arrullo de la cigarra.
La noche madrugó y la luna hizo su presencia.
El día es largo, la noche corta.
La luna se abraza a la rama para lamer sus quemaduras.
Desde la tierra alguien las ve y  y contempla la amargura.
La luna vuelve a lamer las heridas de la rama y la tierra.
 Hay hombres que sufren.
Mujeres  destrozadas.
La luna canta su nana.
La sordera del mundo lo  apaga. 

La luna se fue a dormir cuando el canto del  jilguero anunció el nuevo amanecer.
El sol  prepara con rabia su hoguera para que  ardiera la candela.
Quiere elevar la temperatura, e incomodar a los humanos.
Sólo el otoño podrá apagar su calentura.



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