Vamos buscando pulmones verdes de oxígeno.

Estos mosquitos estaban procreando en la poyata de la ventana de la cocina.  Por fuera en la calle. Creo que saben que ya sí que llega el frío y quieren dejar descendencia. Seguro se escondan en algún sitio para poder seguir vivos, de lo contario las noches en mi pueblo son muy frías.

Cuando empezaron los toros en la televisión de Castilla la Mancha,  mi padre se quedó entretenido, nos subimos a tomar oxígeno puro a la Sierra de San Vicente

Sobre la marcha fui haciendo fotos. Nos abrigamos bien, el cuello bien tapado, el cuerpo bien abrigado porque al estar la ventanilla abierta el frío ya era helador. Las manos congeladas pero mereció la pena porque pude hacer estas fotos 

Espectacular

Color tierra se adueñó del paisaje.

No necesita paleta ni mojar la brocha en los coles, el otoño, tiene su propia gama y pinta cuadros incluso en la carretera.

Algunos árboles regalaron a la tierra sus hojas para que durante el frío se alimenten de ellas. 

Tomen fuerzas y estén bien abonadas para de nuevo en primavera  los árboles se vistan con más brío y colorido.

Subida a la sierra. El paisaje divino. Con diez minutos cargas las pilas y el semblante te cambia

Las vacas pastando y tomando el sol

Los árboles se saludan y dan la mano, ellos no temen a la covid-19

No se oyen las palabras, pero tienen conversaciones entre ellos, sus ramas gesticulan.

Allí bien plantada la Cabeza del Oso cubriendo y quitando las rachas frías del viento a El Real de San Vicente

Algunas de estas fotos las fui haciendo desde el coche mientras subíamos a la sierra. Naturalmente yo voy de copiloto. se ven movidas pero es que la naturaleza está viva.

Los árboles desnudos salen corriendo para cobijarse y el frío de la noche no les pille en el camino.

Todo un espectáculo las vistas desde el mirador de la sierra. Ahí se ve la Cabeza del Oso, y las viviendas abajo con esta gama de colorido que el otoño ha traído.

El verdor de la montaña ,  pardos y color tierra, color vino,...

El otoño cubre el suelo con  sus hojas secas porque perdieron la clorofila al llegar el frío y no calentar el sol.

Es tiempo de recogerse y de muchos cambios. La vida volverá a resurgir con fuerza y la alegría volverá a invadir todos los rincones llenos de insectos, animales que se habrán reforzado con la invernación y el sosiego del otoño.

Un beso en el aire es como este espectáculo. 

Oyes el susurro pero no lo ves. Así son los besos que da la tierra a la vegetación.

Estos jóvenes estaban en el mirador cuando nosotros llegamos, y me dijeron que si les podía hacer una foto con mi cámara. En el pueblo nos conocemos todos. No le he pedido permiso para subirla, pero ahí la dejo porque es un estampa preciosa de la juventud y el otoño.

La sonrisa en otoño está llena de color.

Aquí por estos lares no hace falta mascarilla, el frío y el viento matan al bicho. Nosotros si llevábamos pero ellos están juntos siempre. Incluso a mí me hacía bien porque quitaba el frío de la cara.