No aprendió a pintar.
Con ocho años estaba de porquero.
Con nueve de cabrero.
Iba a la escuela por la noche.
Aprendió a leer y a escribir.
El tiempo borró lo aprendido.
El campo fue su escuela.
Se licenció en artes y oficios del mundo rural.
La vida le dio bofetadas hasta en el carnét de identidad.
Ahora tiene una profesora para él solo.
Aprende a pintar en los días de lluvia.
Aprende a cantar, tal vez por eso llueva.
Él la enseña a jugar al dominó.
El tiempo laceró su cuerpo. También su mente.
Sus pensamientos son muy pesimistas.
Se lamenta de seguir vivo.
Los días le resultan interminables.
Solo se siente bien cuando duerme.
Está a gusto en la cama.
Está a gusto cuando vamos nosotros. Estos días que llevamos desde el jueves se siente mejor que un rey.
Aun así, siempre repite lo mismo:
tengo muchos años y ya me tengo que morir.
Ayer me decía que se iba a morir pronto.
Le dije que me avise si lo sabe para sacar el poco dinero que tiene y que hacienda no se quede con nada.
Me dice que me avisará.
Le digo que no tenga prisa que aun su vida no es mala.
Todos los días son iguales.
Espera con impaciencia los fines de semana.
Se cansó de estar cansado.
Come con mucho apetito.
Sus placeres se reducen a muy pocos:
comer, dormir, pasear y ver los toros de la televisión Castilla la Mancha. Ahhhhh y jugar al dominó y saber que ha ganado aunque Raquél le deje ganar y Sonia también.
Con nosotros lo tiene más crudo porque si gana es porque lo ha ganado, no nos dejamos vencer por él.
La mejor alegría es poner los toros aunque haya visto esa corrida tropecientas veces.
Siempre tiene sintonizada la 7 que es Castilla la Mancha.
Este fin de semana ha sido muy largo, diría un acueducto. Llegamos el jueves por la tarde y nos hemos venido hace rato.
Es muy protestón pero luego es muy bueno porque hace caso. Cabezón el que más, pero no controla sus sentimientos. Es de lágrima fácil.
Esta personita es mi PADRE
