jueves, 28 de noviembre de 2019

Micro-cuentos


El ala partida

... El columpio se movía y en el asiento no se veía a ningún niño, tampoco ninguna  niña.
Cada vez mis ojos se acercaban más y más y el columpio volaba alto, muy alto. Tan alto que daba la sensación que se iba a dar la vuelta y las cadenas quedarían atrapadas en los hierros.
No hacía aire, ni brisa fina. En el parque no había nadie. 
Al acercarme para ver que era lo que impulsaba al columpio, vi una bolita con plumas aplastada en el asiento de rueda de goma recauchutada.
Su pico se abrió  pero no articuló palabra alguna.   
Me retiré dando un respingo. 
 Una pequeña ráfaga de aire caliente se puso en mi oreja izquierda, la oreja que estaba más cerca de un rosal.  Una de las rosas más bellas habló, me contó, el rapaz, todos los días a estas horas que los niños estaban en el colegio, él,  hacia sus  ejercicios para recuperar el vuelo. 
Tenía un ala partida a consecuencia de una piedra que se desprendió por las lluvias caídas durante varios días.

El escarabajo de oro.

Todos los días se daba una caminata. Esquivaba los coches, esquivaba los zapatos andantes y esquivaba todo aquello que se movía por el pavimento.
Quedaba parado como si de un broche se tratara al menor resquicio de peligro. En más de una ocasión alguien intentó cogerlo pensando que era un escarabajo de oro. Él siempre se colaba por alguna rendija de las alcantarillas.  ¡¡Un broche precioso!! Mira es un escarabajo de oro. Él era escurridizo y salia por patas o se hacía una bola y rodaba como una canica colándose en algún agujero imposible de capturarlo. 
Llegó el día que las manos fueron más ágiles que él. 
Desde entonces luce en la solapa de una señora regordeta.

La lombriz

Cada día se lo pasaba jugando, entrando en la tierra y saliendo de nuevo. 
Era inquieta y juguetona.
Un día pasó una gallina  muy emperifollada con plumas  recién limpias ya que se había dado una ducha porque acudía a una gran fiesta.
Esta gallina era algo celosa y muy recatada.  No dijo nada en el gallinero. 
De pronto vio que una hermosa lombriz daba saltos y se volvía a esconder.
Pensó en tomarse ese aperitivo antes de llegar a la fiesta.
Corría tras la lombriz pero no era capaz de cogerla. 
A la hora de ir tras ella se encontró de cara con una zorra. Solo quedaron las plumas que sirvieron para que la lombriz se hiciera una cama con ellas y poder dormir cómoda.
Fin



7 comentarios:

  1. Te gustan los animales.
    Son los protagonistas.
    Sabes que "El escarabajo de oro" es un cuento famoso de Edgar Allan Poe?

    Besos.

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  2. Me han encantado los microrelatos.

    Me resultan muy metafóricos todos.

    Besos.

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  3. vaya estupenda sorpresa con que me he topado!!!
    El micro de 'la lombriz, excelente.

    Felicidades por estas exquisiteces literarias
    Abrazo

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  4. Encantan por su inocencia y sorpresa. El del escarabajo de oro, vaya ironía. Y el de la ombris, aleccionante. Un abrazo, Isa

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