Me da los buenos días un precioso Arco Iris

Se ve que ya barrunto el frío otoñal  y cada fin de semana me da más pereza levantarme.

Ya puse el nórdico en la cama.  Con el calor de mi compañero el nórdico y el poco que yo tengo, mi cuerpo se resiste a levantarse. Suena el despertador del teléfono móvil a las 9:00 horas. Lo apago y sigo haciéndome la remolona. A lo lejos oigo la voz de mi padre que me dice: Isa, vamos que ya es tarde, levantarme. Me acurruco más entre los brazos de Antonio. Hasta que de sopetón, echa la ropa para atrás y no me queda más remedio que vestirme. Él levanta la persiana y aun con los ojos pegados vi una luz preciosa en el cielo. El Arco Iris estaba esperando a que yo lo viera. ¡¡Me cachis!! Me dejé la cámara de fotos aquí en mi casa. Tomé el teléfono móvil, estaba tan cerca el Arco Iris que no pude sacarlo entero. ¡¡Ahí está, precioso y madrugador!!. Me alegró la mañana.

Si no  hubiera sido porque tenía que duchar a mi padre, me hubiera metido de nuevo en la cama a mirar la arboleda parda de las hojas de los castaños y rebollos, y el contraste de ese cordón de siete colores  cruzando la sierra de mi pueblo. 

Hoy el Arco Iris, me alegró la mañana

Por fin llegó la lluvia tan necesaria para que llene el pantano de la sierra que surte de agua a varios pueblos.

Aun cayó muy poco porque los manantiales aun no gozan ni echan bocanadas de agua cristalina y llena de minerales, tan necesarios para la tierra y las personas. 

Ahí está la sierra de mi pueblo que yo veo desde mi ventana.

Aprovechemos el otoño y sus colores

antes de que el futuro nos congele

Aprovechemos su belleza antes que la sin razón nuble nuestros ojos.

Aprovechemos los colores amarillos pardos  antes que la negrura del futuro no nos deje ver.