El Árbol de la Vida.
Al comienzo de nuestra inicial vida, cuando aun somos pequeños embriones, flotamos en un mundo mágico. Un mundo de esperanza en donde esperamos nos deje crecer. Un mundo de colores a pesar de que en la bolsa donde estamos formándonos, es incolora, está cubierto de un agua viscosa, cálida. Nuestro alimento no es ningún problema, aquí no tenemos que hacer nada para ganarlo, ya que dentro de esa bolsita lo tenemos todo. Calor, cariño, alimentos, nanas en las largas noches donde no podemos conciliar el sueño…
Una vez que hemos crecido y nuestras raíces están bien adheridas a nuestro ser, y al ser que nos ha dado la vida, decidimos salir al exterior, no sin algún que otro esfuerzo.
Nacemos haciendo el esfuerzo de nacer, salir al exterior, y de poder respirar, no sin antes recibir los focos que nos deslumbran y hacen daño a nuestros ojos. Así somos advertidos de que no será fácil vivir fuera de la bolsa donde nos hemos desarrollado sin ningún tipo de problema.
Nada más llegar al exterior y ver una luz potente, recibimos un gran azote que nos hace llorar. Seguido y para que olvidemos ese mal momento, nos acoge entre sus brazos nuestra madre. Ella tiene una naturaleza fuerte y ha cargado con nosotros por 9 meses. Nos besa y nos pone muy cerca de su corazón, la música que durante todo el tiempo era nuestra compañera.
Según vamos creciendo nos enfermamos, nos curamos con medicamentos. También se enferma nuestra mente, y vuelve a recuperar su salud.
Los primeros años son deliciosos, según vamos creciendo tenemos que ir esforzándonos por ser personas gratas, por ganarnos el pan de cada día trabajando. Hay días que nos favorecen y sale el sol. La esperanza se asoma por algún que otro rincón, pero a la vez la noche también nos persigue.
En nuestras vidas hay vaivenes y olas que nos hacen perder el equilibrio, y al final hay siempre una mano amiga que nos ayuda a levantarnos.
A pesar de todo esto la vida es bella y nos ofrece una gran gama de colores.
Al comienzo de nuestra inicial vida, cuando aun somos pequeños embriones, flotamos en un mundo mágico. Un mundo de esperanza en donde esperamos nos deje crecer. Un mundo de colores a pesar de que en la bolsa donde estamos formándonos, es incolora, está cubierto de un agua viscosa, cálida. Nuestro alimento no es ningún problema, aquí no tenemos que hacer nada para ganarlo, ya que dentro de esa bolsita lo tenemos todo. Calor, cariño, alimentos, nanas en las largas noches donde no podemos conciliar el sueño…
Una vez que hemos crecido y nuestras raíces están bien adheridas a nuestro ser, y al ser que nos ha dado la vida, decidimos salir al exterior, no sin algún que otro esfuerzo.
Nacemos haciendo el esfuerzo de nacer, salir al exterior, y de poder respirar, no sin antes recibir los focos que nos deslumbran y hacen daño a nuestros ojos. Así somos advertidos de que no será fácil vivir fuera de la bolsa donde nos hemos desarrollado sin ningún tipo de problema.
Nada más llegar al exterior y ver una luz potente, recibimos un gran azote que nos hace llorar. Seguido y para que olvidemos ese mal momento, nos acoge entre sus brazos nuestra madre. Ella tiene una naturaleza fuerte y ha cargado con nosotros por 9 meses. Nos besa y nos pone muy cerca de su corazón, la música que durante todo el tiempo era nuestra compañera.
Según vamos creciendo nos enfermamos, nos curamos con medicamentos. También se enferma nuestra mente, y vuelve a recuperar su salud.
Los primeros años son deliciosos, según vamos creciendo tenemos que ir esforzándonos por ser personas gratas, por ganarnos el pan de cada día trabajando. Hay días que nos favorecen y sale el sol. La esperanza se asoma por algún que otro rincón, pero a la vez la noche también nos persigue.
En nuestras vidas hay vaivenes y olas que nos hacen perder el equilibrio, y al final hay siempre una mano amiga que nos ayuda a levantarnos.
A pesar de todo esto la vida es bella y nos ofrece una gran gama de colores.
Ayyyyyyyyy, qué tontina eras Isa :-)
Aunque pensándolo bien ¿Por qué iba a ser tontina?
Seguro todo lo que hacemos, todo lo que somos y lo que no somos tiene un motivo.
Bueno pues eso, que estoy vagancia y no tengo ganas de trabajar.
Hoy tal vez esté un poco con la moral baja, hemos ido a visitar a una abuela, como acostumbramos hacer todos los domingos a la vuelta del pueblo, y cada vez vemos que las personas se deterioran más.
Hace dos semana dije en la residencia que esta abuela era de comulgar todos los domingos, pues en su parroquia se encargaban de ir a su casa y llevarla la comunión. Yo no comulgo mucho con la iglesia, pero respeto las decisiones de las personas y ella dijo que quería comulgar y yo se lo dije a las auxiliares que la cuidan, para que lo tuvieran en cuenta y la bajaran los sábados que es el día que en la residencia de mayores dan misa.
Hoy nos ha dicho que el sábado el cura era blanco, pero que tampoco se enteró de la misa. Ella pensaba que el anterior sábado no se había enterado porque el cura era de piel mas oscura, negro. El problema es que no oye casi nada a menos que le gritemos en el oído, no se entera.
Nos ha dicho lo de siempre, que se quiere morir, esto está muy presente en sus pocas frases.
También dice que cada mañana por el tubo de la cocina entra una mujer y se queda en su habitación. Que la pregunta si no tiene llaves para entar por la pueta. que no la responde.
Que llueve mucho y que hay muchas goteras en la residencia. Hoy por fin nos hemos dado cuenta que cuando ve el telediario, como no escucha deben de poner lugares en donde ha habido inundaciones y piensa que es aquí en Madrid.
La hemos dicho que esté tranquila que en su casa no hay goteras. Cada domingo hago una llamada a un amigo y vecino que era quien le gestionaba papeles y problemas del hogar. Pongo el manos libres y hablan.
Hoy nos ha preguntado si seguían pagándola lo de los fiambres (muertos, decesos) La hemos dicho que sí. Y la he preguntado que si prefería que la enterraran en una maceta que hay en la terraza donde la sacamos a que la de el aire. Se ha echado a reír y ha dicho que no cabía en la maceta. La he dicho que haría buen abono porque ya estaba muy madura. Jajajaja, se ha reído más y me ha dicho que que cosas tengo.
Volver a llevarla al salón es un suplicio para mí, la demencia hace estragos en las personas. Es doloroso ver, y escuchar esos cuerpos deformes por la vejez y la enfermedad.
Por eso hoy me he ido a visitar mis obras de arte para ver color y ver que la vida continua después de la muerte ya que somos alimento para la tierra. Yo no creo que haya cielo ni infierno después de la muerte. El cielo y el infierno están aquí en la tierra. Las guerra, el paro, el hambre, los desahucios, las enfermedades, la vejez y el olvido,... la pena y el tener las manos encadenadas para aplacar esa pena y sufrimiento.
Los ricos, los poderosos, los chorizos, los asesinos, violadores que andan sueltos estan en el cielo.
Ufffffffffff, menos mal que no tenía ganas de escribir.
Realmente es que no tengo muchas ganas de escribir y por eso pongo cosas que ya hice en un tiempo no muy lejano.
Lo que has narrado es duro, Isa, ver como poco a poco nuestros mayores más queridos se van desgastando y son presa de achaques y demas cosas que lamentablemente no podemos evitar. Por eso no me gustaría que en el futuro mis parientes carguen conmigo en ese estado, quiero ser fuerte y lúcido, y cuando me llegue el final, que sea de golpe, que no se me vaya yendo la vida hasta que solo quede el pellejo respirando. Abrazo fuerte, Isa, te quiero, amiga.
ResponderEliminarGracias Marcus. Bueno, lo más importante es tener el cariño de la familia. Lo que más duele es que piensen que se los ha abandonado. No es mi abuela de sangre, es una abuela que visito como voluntaria. La conozco hace diez año y aunque no es mi familia también duele verla así.
EliminarGracias a ti.
Saludos y un fuerteeeeeee abrazo amigo. A ver si me da tiempo y sigo tus historias, si no, este verano las leo todas.
Isa una triste realidad la que has narrado,ver a tus seres querido deteriorados por el paso de los años,pero hay que mirar lo positivo amiga tu abuela aunque sea duro ha tenido su vida y ahora tiene la suerte de que estais a su lado y eso es bello.Un abrazo enorme para ti
ResponderEliminarHola Shantal, graciassssssssss.
ResponderEliminarSí es muy triste. Esta abuela no es mi abuela de sangre, es una abuela que visito como voluntaria. Realmente es así, ella ha hecho su vida, pero da pena ver como se deteriora el cuerpo humano.
Saludos y otro abrazo grande para ti
La Vida es así Isabel es lo que tiene el envejecer,lo bueno es poder envejecer y no quedarse en el camino, pero más bueno sería envejecer teniendo una calidad de vida buena , tanto física como psíquica, pero esto no es así en todas las personas.
ResponderEliminarTus obras de arte preciosas!!! ya las había visto cuando las ibas publicando en tu blog, pero me ha gustado volver a verlas.
Un abrazo.
Hola Chari, graciasssssssssss.
EliminarAsí es, lo más importante es envejecer teniendo una buena calidad de vida. Pero para estar mal lo mejor es desaparecer. Dormir una noche y no amanecer.
Graciassssssss me alegro que te gusten mis obras. Veo por tu blog que sigues pintando. Yo estoy vagoncia.
Saludos y un fuerte abrazo
La gratificación de la bolsa placentaria...quién no la anhela...en la metáfora de la vida de hoy, donde la pausa y el descanso, el ocio creativo es tan difícil...ese correr tras lo del yantar...un abrazo. Carlos.
ResponderEliminarhola Carlos, graciassssssss
EliminarSí quien no anela estar dentro de esa bolsa placantaria en donde se tiene todo y no hace falta trabajar para conseguirlo :-)
Saludos y un abrazo fuerteeeeee
Hola Carlos, graciass.
ResponderEliminarAsí es, quien no echa de menso estar dentro de la bolsa de la placenta. Ahí no hay que trabajar, lo tenemos todo sin esfuerzo alguno :-)
Sañudos y un abrazo muy fuerteeeee