Sexta parte de micro-cuentos

... tras, tras, el demonio llamó  insistentemente a la puerta.

Salió abrir un perro sollozando.

Yo no venía a por ti le dijo. 

Ya, pero mi amo te vio a lo lejos  por la ventana, salio corriendo ...

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... llovía y el día era ventoso. Empapada, se recostaba la niña en un portal tambaleándose por desmayo. Llevaba sin comer seis días. Nadie la veía. Ella sí veía como entraban al portal los vecinos  cargados con enormes cestas de comida. 

Una señora mayor, muy muy viejita que venía del hospital, la vio, se quito su abrigo y se lo puso a la niña. La tomó de la mano y la invitó a pasar a su casa. La ofreció toallas para que se diera un baño caliente.

Mientras se bañaba, la señora escribió su testamento. Cuando la niña salió de la ducha, vio a la señora tumbada en el sofá. No respiraba. Se lo dejó todo a la niña. Era dueña de todos los pisos del bloques. 

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... era de una delgadez extrema, sin embargo, comía como una mula. Tenía la solitaria, por eso no engordaba ni un solo gramo.

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... en sus ojos se reflejaban las luces de la Navidad. Sus lágrimas eran como guirnaldas encendidas.

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...un caballo color plateado, lloraba desconsolado porque le dolía la patita. Tenía una espina clavada. Una hormiga le preguntó, y,  él le respondió que  tenía mucho dolor. La hormiga se ofreció a sacarle la espina. Estaba tan fuertemente clavada en su pezuña, que le fue imposible de acceder a la espina. Pidió ayuda a todo el hormiguero. Y entre todas, hicieron una cadena. Tiraron y tiraron,  la hormiguita con su boca saco la espina.

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... Miguelón era un cerdito al que sus amos habían estado cebando. Llegó el día de la gran matanza, y, Miguelón no quería que le hicieran chorizos ni morcillas. 

Intentó esconderse, pero era tan grande, estaba tan bien cebado que no entraba en ningún rincón. 

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... una lombriz salio corriendo de la tierra. Detrás de ella muchas otras lombrices. Pero algunas se quedaron  dormitando. Otras  cagando. A estas que estaban haciendo algo y no escucharon el ruido, les pasó el tractor por encima.

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Una señora tenía la piel como la seda. Ninguna arruga a pesar de tener 81 años. Le preguntó su mejor amiga que,  qué crema usaba. La señora le dijo que no sabía el nombre porque su hija le traía todos los días un muestrario donde ponía:  sobras de semen donado. :-)

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