Su cuerpo y su mente tenían el candado echado,
no encontraba la llave para abrir el cerrojo.
Se había perdido entre las cancelas del internado.
Pecado era tocarse, también tener malos pensamientos.
Mirar al prójimo, mirarse desnuda ante el espejo.
Pecado era desear otra boca,
desear unas manos que acariciaran su cuerpo.
Cuerpo y mente fueron creciendo atrapadas, sin libertad.
Comenzaron a florecer sus pechos.
Nacieron los primeros vellos en el pubis.
Rosetones en las mejillas, miedo a su propio cuerpo.
Por primera vez con trece años notó que su cuerpo vibraba.
Sus dedos inocentes recorrieron sus pechos.
Las guindas endurecieron mientras su sexo ardía en deseo.
Abrió con la llave de sus dedos el candado oxidado por el tiempo.
Dos perlas cándidas brotaron de sus ojos.
Pecó, rico pecado adormecido que ella despertó con la llave de sus dedos.
Hola Isa.
ResponderEliminarDescubrir lo bello bajo el peso de la culpa. ¿Por qué tendría que ser pecado el sentir en el cuerpo, el gozo pleno?
Un abrazo
Hola Flor María, gracias. Pues eso supongo nos hemos preguntado todas las personas educadas en colegios religiosos. Y quien no se lo haya preguntado y actuado, ha perdido mucho.
EliminarSaludos y abrazos
Una llave interesante si quita la culpa del pecado.
ResponderEliminarHola Tracy, gracias. Así es.
EliminarSaludos
No me parece pecado. Un abrazo
ResponderEliminarHola Ester, gracias. A mí tampoco porque si "Dios" nos hizo, él quiere que disfrutemos de nuestro cuerpo. Al igual que lo quiere la naturaleza, por eso nacemos con todas las cositas puestas en el cuerpo :-)
EliminarSaludos y abrazos
Joder, que bien te ha quedado.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Besos.
Hola Toro, gracias. Me alegro que te guste
EliminarSaludos y abrazos
Excelente Isa, las dos palabras se lucen y se entretejen en un relato que me hizo acordar a otras épocas, en las que todo lo que tuviera que ver con el placer o con el cuerpo era pecado.
ResponderEliminarMe encantó! Muy bien escrito y relatado.
Un beso enorme.
Hola Sindel, gracias. Así es, antes todo era pecado, ahora supongo que ya no enseña esa doctrina. Los tiempos cambian.
EliminarSaludos y abrazos fuertessssssssssss
Hola!
ResponderEliminarMucho gusto
Has manejado las dos palabras perfectamente y además ambas con una connotación bastante cierta, sin nombrar lo bien hecho que está. te felicito.
Yo resien participé con pecado!
ya te sigo!
Un abrazo.
Lily, una amiga más.
Conciso, claro, emotivo al descubrir que pecar es la negación de las sensaciones, que pecar es negarse a vivir...
ResponderEliminarDescubrir el propio cuerpo en la incipiente adolescencia y el sentimiento de pecado que había que arrastrar por una moral caduca y dañina.
ResponderEliminarMuy bueno tu texto.
Un abrazo.
Todo es pecado,menos mal que la mayoría de la gente a optado por pecar.
ResponderEliminarMuy bien explicado
Un abrazo
Isa, has unido perfectamente el pecado y la llave, porque los dos cierran la puerta de la libertad y del sentimiento...Cada uno sabe en conciencia lo que es pecado y mientras no hagamos daño a nadie en palabras o actos, debemos seguir viviendo en paz y en calma...Te felicito por tu claridad y tu fortaleza interior, amiga...Mi abrazo y mi cariño.
ResponderEliminarM.Jesús
Muy bueno, Isa. Expresas muy poéticamente los miedos y sentimiento de culpabilidad y pecado que durante muchos años formaba parte de la "educación" de los adolescentes.
ResponderEliminarMi felicitación.
Un abrazo.
Has realizado un retrato muy certero de unos tiempos pasados que evocaban a las mujeres a esos pensamientos y que dejaron miles de traumas que no todas superaron.
ResponderEliminarBesos
Una llave que abre sin pudores el camino hacia ella misma.
ResponderEliminarQué pena da, esa culpa impartida, ese temor al pecado que cercena el autoncocimiento, el deseo y alienta a la vergüenza y al miedo!
Muy bien expresado todo ese proceso que va desde la inocencia al descubrimiento de sus propios encantos. Buen enfoque!
Besos!
Gaby*
Bellisimo aporte...cuantos candados inculcados con miedos.
ResponderEliminarFelicidades.
Hola Musa, gracias.
EliminarSaludos
Me encanta como respondiste a la tarea de pecado y llave. Lo trataste desde el verso, en la sutilidad de los dedos de mujer prestos a romper el deseo, como llave, y en pecado, a a ese deseo primero de los trece años de mujer. UN abrazo. carlos
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