Microcuentos Subidos de Tono

Lo sientooooooooooooooooooooo

Estoy haciendo otro blog porque en este no puedo subir fotos.

Pero voy a  contar unos  microcuento.

...Sudoroso y oliendo a polvo y a cabras caminaba raudo y veloz por la vereda camino de Udroso.

Se paró a tomar aire y descansar, pues su corazón tenía el sonido de cien caballos desbocados.

Bajó la cabeza y dejó caer los brazos a los largo del cuerpo. Sus pasos eran los de un anciano de noventa años aunque  sólo contaba con cuarenta y tres años.

En decimas de segundos, su estado físico y psicológico dio un cambio negativo.

Había escuchado las palabras de un cazador que salió a su encuentro.

Pronto la policía dio con él. Lo esposaron. Lo llevaron al cuartelillo. Mientras tanto el forense certificaba la muerte de una mujer.

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... Se crio sin madre. Su padre era el padre más sinvergüenza que pudiera existir. A su hijo nunca le puso una mano encima. Eso sí, en su boca siempre estaba lo de que había sido una ruina que él viniera al mundo. Esto se le quedó muy grabado al niño.

No tenía donde dejar a su hijo. Se lo llevaba a los prostíbulos donde aprendió que la vida si se tuerce, es una autentica mierda.

El hijo fue el chulo más malo de  muchas prostitutas a las que explotaba y daba mala vida. Toda la vida escuchó que era una ruina su nacimiento, él puso los medios para que no fuera ruina, arruinando la vida a las mujeres.

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... Se conocieron esa misma noche. La acompañó a su casa.

En mitad del camino se pararon en una esquina.

Comenzó a lamerla los labios. Ella no opuso resistencia.

La toco los pechos. Ella no opuso resistencia.

La desabrochó el pantalón vaquero. Ella de nuevo se lo abrochó.

La besó el cuello. Ella se sentía la reina del momento.

La desabotonó la blusa rosa de algodón. La apretó contra su cuerpo dejándola casi sin respiración.

Ella sintió frente a su pubis la dureza de un mástil,

Comenzó a ahogarse, la faltaba el aire. La claustrofobia hizo acto de presencia.

Sin querer con las apreturas, el miembro viril toco la   tecla de emergencias del teléfono móvil que descansaba en el bolsillo del pantalón de ella.

A lo lejos sonaba la sirena de la policía.

Sus padres  activaron meses atrás el GPS porque temían un secuestro.

A él le esposaron.

Tenía el pantalón bajado.

Su miembro florecía de un rojo intenso por la bragueta .

No pudo guardarlo.

Llego a la comisaria en estado de reposo, pero lleno de babas su pantalón.

Ella se echó a llorar por el nerviosismo y la vergüenza que sentía.

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