Estío

…Relajada  ato el pincel a mis dedos y  este se deja llevar por la época estival en la que se encuentra. Ayer sábado comencé este cuadro y hoy, en la hora de la siesta, mis pinceles han terminado de dar color al estío de los dos primeros días de mis vacaciones. Nada que ver con  el lugar en donde veraneo, que es mi pueblo. Aquí todo está seco y a la tierra le han salido unas heridas negras en algunos trozos de la montaña. Estas heridas tardaran en cicatrizar porque la tierra fue abrasada y con ella la vegetación carbonizada.

Así es como me gustaría que estuvieran los campos y montes del pueblo,  con este popurrí de colores y los arroyos con agua. Así quisiera ver los campos de este lugar, verdes y con multitud de colores. Cómo es imposible porque el mundo se ha puesto de acuerdo para que sólo veamos y vivamos en la desesperación, yo le he dado permiso a mis pinceles para que  ellos me leyeran la mente y sacaran de ella lo mejor de mis pensamientos.  Mi  mirada esta alegre, pues se ha emborrachado de colorido. A mí oído les llega el ronroneo del agua al ser acariciada por el barquero. La arboleda habla, una de sus frases ha sido que está fresquita, porque la brisa moja sus hojas y sus raíces se alargan para llegar al lago y calmar la sed del día caluroso de verano.

Mis oídos escuchaban el canto de los pájaros, pero mis ojos no los veían, así que seguro que están entre la maleza y arboleda participando de un concierto de voces angelicales de niños cantores,  que en este caso son pájaros cantores.

Sueño que estoy de vacaciones en estos parajes, pero la realidad es otra. Y como soñar no cuesta, pues llenaré la cesta de sueños hermosos.