... siempre hacía lo que la mandaban. Nunca supo negarse.
A cualquier regañina, agachaba la cabeza. De sus ojos brotaban
lágrimas tan gordas como manzanas.
Estaba todo el día mohína.
Se hacía un ovillo en un rincón de la habitación, hasta que de nuevo
era llamada para servirle.
Nunca lo hablo con nadie. Para ella era normal que la dieran ese
trato.
Se crió entre burlas, palizas y desprecios, risas y bofetada.
También la suciedad hacía acto de presencia en el burdel donde su
madre ejerció como carne barata para los hombres. Su divertimento era correr
tras las cucarachas, que también asustadas por los golpes, se escondían a la
menor amenaza.
Interesante, cuando una persona es maltratada desde pequeño desarrolla complejos que le acompañaran a lo largo de su existencia, es lamentable que en nuestros tiempos, todavia exista este tipo de maltratos que socaban la autoestima del ser humano, un gusto visitarte, desde Guatemala SL
ResponderEliminarHola STARLIGHT.
EliminarPerdona si te ha causado daño esta historia, pero solo es una historia inventada.
Lo he escrito pero para nada soy la protagonista. Es tan sólo un mini-cuento de los escribo cuando me da la neura. De todas formas muchas gracias. Realmente podría ser una historia veridica, pero yo la he inventado.
Saludos y un abrazo
Holaaaaa Isa, me gusta tu historia, original y también profunda.
ResponderEliminarTe dejo un abrazote y gracias por tu visita de hoy.
Volveré por aquí a tu cálido espacio.
Saludos desde mi PERÚ.
Gracias Nuria, sí realmente es una historia profunda que es posible que esté sucediendo en alguna parte del mundo.
EliminarSaludos y un abrazo
Porf aquì, hay un dicho, què se puede esperar de un truhan? un flechazo. UN abrazo. carlos
ResponderEliminarHola Carlos. Gracias por entrar y comentar.
EliminarSí de un truhán se puede esperar cualquier cosa, porque viven la vida, es un poco sinvergüenzas.
Saludos y un abrazo