lunes, 19 de noviembre de 2018

La vida ...

La vida es un regalo que nos es concedido.
Ningún recién nacido pidió venir al mundo,
sin embargo nació.
Nadie sabemos, ni siquiera nuestros padres/ madres, la vida que nos va a tocar vivir.
Ellos pelean por sacarnos adelante.
Porque no enfermemos, por darnos una educación...
El destino pone en nuestras manos modos de vida diferentes de los que nuestros padres/madres pensaron para nosotros.
Los días van pasando. Los meses también y los años se apoderan de nuestra niñez.
Somos felices, somos infelices, no nos conformamos porque el otro tiene más que nosotros.
Comemos, trabajamos, viajamos, enfermemos y lo que es peor, algunas personas mueren cuando aun son muy jóvenes.
La vida es alegría pero a la vez sufrimiento. Cada cual tiene su vida y cada cual la vive a su manera, o de la manera que puede vivirla.
Las enfermedades nadie las busca, aun así, se te presentan porque sí.

El frío, las lluvias,  la falta de sol, los días más cortos y la oscuridad hacen que estemos más sensibles y seamos más vulnerables a la depresión y a enfermar. De hecho en otoño y en invierno las personas  que están enfermas mueren antes.
El frío unido a la soledad, es  más propicio  para que las personas ancianas se dejen,   mueran con más facilidad. Por eso hay que poner mayor atención y estar más preocupados por ellos/ellas.
Los familiares deberíamos de tener más en cuenta a nuestros mayores siempre,  pero en estas fechas, visitarlos más a menudo.  Hablar con ellos por teléfono para que no sientan tanto frío  ambiental, pero también  el  frío del desamparo, y la soledad que son  la principal causa de muerte.
Cada uno de los hijos/hijas  tienen sus problemas y sus circunstancias, no por eso tenemos que dejar  aislados y no acordarnos que tenemos unos padres, abuelos...
Algún día nosotros seremos como ellos y seguro que nos gustaría estar más acompañados o ver que se interesan por nosotros.

La sociedad, los servicios sociales, aquí tienen un gran papel y obligatoriamente deberían de ponerse manos a la obra y poner los medios necesarios para que ningún abuelo/abuela muera por los achaques que tienen, pero principalmente por la soledad y la angustia que ésta provoca en ellos.
Claro, aquí ya hablamos de dinero que hay que poner  para que nuestros mayores estén más atendidos.
A nuestros mayores los hacemos invisibles porque no interesa emplear dinero para su bienestar. Ya les estrujamos y sacamos todo provecho de ellos y ahora ya no importan.  Los políticos y la sociedad que piense así, se equivoca ya que sin ellos no podríamos vivir como lo hacemos en estos momentos. Ellos fueron  los que durante muchos años  levantaron este país a fuerza de trabajo. Una sociedad que hace invisible a sus mayores es una sociedad que lleva camino de extinguirse. Todos  iremos cumpliendo años y si vamos viendo que llegar a a viejos  no es nada bueno porque  la sociedad nos aísla, iremos pensando en dejar de trabajar y no nos importará nada porque veremos nuestro futuro tan negro, que en este caso es mejor ver la negrura de la vida lo antes posible. Ver la negrura de la vida significa no querer seguir viviendo y buscar la forma de dejar de ver la luz del día, dejar de respirar y no pensar en el futuro que nos puede tocar. Si vemos que a los mayores después de estar pagando toda su vida los impuestos correspondientes, podemos pensar que para qué los vamos a pagar nosotros si después no nos van a atender.
Pues eso que escuchar y atender a nuestros mayores es lo mejor que podemos hacer para tener una sociedad justa y agradecida por el esfuerzo que ellos hicieron.









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