sábado, 9 de diciembre de 2017

Cada rama un abrazo para quien lo necesite

El campo parece  muerto. El viento baila con las hojas, y éstas, cansadas se desmayan y caen al suelo formando una alfombra resquebrajada. 
Por las mañanas cuando el rocío duerme,  la alfombra es un manantial de agua dulce donde beben los pajarillos, la luna y las nubes.
El sol termina de beberse el último sorbo de rocío.
Las fuentes secas, los arroyos lucen las raíces  entrelazadas que un día el agua sofocó su sed y fueron hierbas  verdes y frescas.
Las nubes sedientas y depresivas se esconden para no ser apedreadas por no regalar agua a la tierra.
Las ramas podadas lloran la soledad de la noche y los fantasmas se columpian en ellas.
Una lágrima queda helada en forma de daga que con el suspiro de la noche se desprende, se clava en una hoja haciéndola sangrar. La estación otoñal sigue su camino efímero.

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