jueves, 12 de octubre de 2017

A merced del viento

Como hoja lánguida,
está  a merced del viento.
Hoy le lleva hasta tí.
Mañana seguro le deja aislada en un rincón.
Será presa del frío,
será presa de la soledad,
será un alma quebrada.
Su voz se esconderá, se perderá entre sus  entrañas.
Quedará  sin palabras.
Su sonrisa se desdibujará de su rostro.
Sus  pestañas quedarán paradas, porque sus ojos se fijarán en el horizonte.
El precipicio le llama, le grita que él está ahí para recibirle con los brazos abiertos.
Se da cuenta que sus brazos son ásperos y con dientes afilados.
Su cuerpo se asoma. 
Su alma, dibuja  una gran tapia para parar el  destino.
Gritan los árboles a su alrededor, vuelve la conciencia.
El precipicio no logra conseguir su locuaz  atracción,
llenando  el vacío de hojas secas, que rascan el suelo, con el movimiento del viento.


  

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