miércoles, 31 de mayo de 2017

micro-cuentos de diversos temas.

El viento estaba rebelde y, como un quinceañero cuando le llevan la contraria, arrasó con toda la ropa tendida y se la llevó lo más lejos que pudo para que ésta se perdiera, y no fuera nunca encontrada.

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Tomás tenía siempre su sonrisa en la cara. Un día en donde las nubes se superpusieron  delante del sol  haciéndose la noche, su rostro se volvió agrio y serio. 
Así se mantuvo durante todo el invierno.
Cuando llegó la primavera se le había olvidado como se sonreía.

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El mundo estaba abrumado. La gran mayoría de los políticos les dio por robar y llenar sus arcas llevando el dinero a paraísos fiscales. No había dinero para ayudar a enfermos y éstos enfermaron más. Algunos murieron porque su medicinas no podían costearlas. 
"San Pedro y Dios" dijeron que tenían que hacer algo para que todo se destapara,  llevar a los culpables hasta el tribunal y, que los jueces decidieran que culpa tendrían que pagar.
El dinero no lo devolvían y ellos mientras comiendo la sopa boba en la cárcel. Osea, se les premió con unos cuantos años de cárcel. Aquí en España, estar en la cárcel es como estar en un hotel de dos estrellas.
Roban y al hotel de vacaciones. Que injusto es el mundo.

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... José tiene un hermano octogenario como él. Cada día repetía la misma cosa: me muero y no voy a ver a mi hermano.
Ángel, repetía la misma cantinela que José, su hermano.
A José, su hija quiso llevarlo para que viera a su hermano que vive en Barcelona. Pero José que está achacoso no se atrevía a salir del pueblo. El fin de semana pasado, José se llevó una grata sorpresa: su hermano Ángel vino a verlo con dos de sus hijos.

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En un país en donde la oscuridad se hacía presente día y noche, los habitantes comenzaron a morirse por no ver el sol y no recibir de éste la vitamina D.
Cada día había dos o tres entierros. Si siguen así, pronto el lugar se quedaría sin habitantes.
El ambiente se dió cuenta y decidió que tenía que hacer algo para solucionar dicho problema. Habló con las nubes para que éstas se apartaran dejando paso al sol. Habló con el agua para que se evaporara y subiera a las nubes. Todos se pusieron de acuerdo para ayudar a los habitantes y concederles la gracia de poder disfrutar del día. A la semana. amaneció lloviendo y el viento arrastró las nubes. El sol tímidamente comenzó a salir  por el este. Como caían algunas briznas de agua, un majestuoso arco iris  hizo presencia para deleite de los más pequeños.  Los habitantes del lugar salieron a la calle a celebrar que volvían a ver el día con sol y agua. No volvió a morirse ningún habitante y eso que había abuelos que ya tenían el siglo.







  

7 comentarios:

  1. Holaaaaa Isa, qué gusto pasar de nuevo a saludarte. Tu casita bloguera siempe es cálida y más con los bellos relatos que nos haz compartido. Los he disfrutado y me he sentido nostálgica.
    Un ramillete de bendiciones.
    Saludos desde Perú.

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  2. José y Ángel una historia agradable, un final feliz y todos tus micros son amenos. Abrazos

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  3. Me han gustado los microrelatos Isa, hacia tiempp no te los leía.

    Besos.

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  4. Me encantan tus cuentos.
    Te descubren por dentro.
    Y eres muy hermosa, y escribes muy bien.

    Doble ración de aplausos.

    Y un beso.

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  5. Isa, entre los cuentos destaco el que dejó de sonreír cuando entró el invierno, y con la primavera ya no pudo sonreir, porque se le había olvidado. Es bellamente surrealista. Un abrazo. Carlos

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  6. Me encantan tus microcuentos, Isa! Variaditos y todos con un sabor a querer leer más. Besitos.

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  7. Isa, recuerdo que he leído antes tus microcuentos, pero no pude comentarte...Realmente la naturaleza te inspira y lo haces de maravilla, amiga...En tus letras se respira la frescura y la naturalidad de la lluvia, del aire y del sol...
    Mi felicitación y mi abrazo siempre, Isa.

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