jueves, 29 de septiembre de 2016

El sol caminó a su ritmo

...  cansada de caminar por la vida,  decidió bajar la marcha para  contemplar el sol.
Fueron los dos al mismo ritmo de las agujas del reloj.
Cuando el sol comenzó su ocaso, se dejó caer al lado de una enorme roca.
Al día siguiente, el sol intentó despertarla primero con caricias de sus recientes rayos de amanecer.
Después, sus rayos eran más fuertes y abrasaban.
La abrazaron. Ella siguió como dormida.
Llegó de nuevo el ocaso. Ella seguía recostada en la piedra con los ojos cerrados y el corazón parado.

9 comentarios:

  1. Me da mucha pena.
    Hace poco murió un amigo de forma inesperada.
    Se lo encontraron muerto al día siguiente.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Torito. Sí, es una pena perder a un amigo de la noche a la mañana. Oye, yo no me pienso morir. :-)
      Este escrito ha surgido sin más.
      Besossssssssssssssss

      Eliminar
  2. Ni el sol pudo despertarla, maldito corazón que se para justo el día 29 de septiembre que en algunos lugares se celebra el Día Mundial del Corazón. Abrazos

    ResponderEliminar
  3. Tiene la universalidad del mito, este relato, para la acción de amar. Un abrazo. carlos

    ResponderEliminar
  4. Ainsss me da yu yu imaginar la escena, Isa, qué vida ésta, pero me encantó tu micro.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  5. Un relato con un deje de impotencia y tristeza. Deseo que esto no vaya a ponernos triste.
    Feliz fin de semana.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Qué penita me ha dado, Isa. Bonito y triste relato.
    Besos, guapísima.

    ResponderEliminar