Cumpleaños...

Hoy es el cumpleaños de mi padre aunque lo celebramos este  domingo pasado.
Le compramos una tarta. Invitamos al primo Pedro y todos cantamos el cumpleaños feliz.
Nuestros mayores se merecen lo mejor por eso no hay que escatimar a la hora de hacerlos felices aunque sea en algunos momentos. Sí ya sé que lo suyo sería que ellos se sintieran felices en todos los momentos del resto de sus días. Pero desgraciadamente a veces las circunstancias no nos dejan que eso pueda ser viable. Nosotros por nuestra parte intentaremos hacerle feliz mientras podamos.

 Preparé una paella muy rica. Ensalada de lechuga, y la tarta que la encargaron mi hermano y mi media naranja en la pastelería de Nely en el pueblo. Probé un  poquito por ser del cumpleaños de mi padre, no debía de probar pero comí un poquito a su salud.

Después de comer nosotros nos vinimos para Madrid y ellos tres se quedaron en casa jugando al dominó, a la baraja española y viendo en la tele toros televisados de otros tiempos.

Esta semana mi padre está con su hijo. Se ha venido para pasar el cumple con él y toda la semana.

Y a ver si tiene suerte y después de que pase la semana con él le sale un buen trabajo porque se lo merece. Merece trabajar y estar tranquilo, sentirse persona,  pensando en poder cobrar la jubilación. Así que si algún empresario tuviera un trabajo para él y se lo ofreciera sería algo grandioso para mi hermano y para nosotros. Tiene unas manos de oro que todo lo que tocan sus manos lo arreglan. La pena es que no aprendió los aparatos de informática  para arreglarme mi ordenador, pero todo lo demás sí es capaz de solucionarlo.

Todos los días nos waseamos para decirle lo que tiene que prepararle de comida. Le toma la tensión, le acompaña, le lleva en coche al huerto porque hace mucho frío y no pueden salir de paseo. Mi padre ha mejorado estos días.  Ya no le duele el pie y puede caminar bien. Está más tranquilo y sobre todo acompañado por su hijo que llevaba sin verlo más de dos años. Cuando el dinero no llega es imposible cumplir los sueños aunque sea el de poder viajar para estar unos días con el padre, o con la familia. Es   elemental poder disfrutar unos días de la familia. Los pobres no pedimos irnos a esquiar ni ir a playas del Caribe, ni pretendemos hacer un crucero de un mes, nos conformamos con visitar a la familia y estar felices con ella.

Ya he felicitado hoy a mi padre en su 82 cumpleaños.