La muerte le llegó antes de que pudiera volar.
Tal vez el viento de estos días lo arrancó de su nido.
El viento puede ser traicionero y asesino.
Tal vez su madre lo transportaba pensando que tenia peligro, y el peligro lo acechó en pleno cambio.
Como él no puede hablar, no sabremos quien le arrebato la vida. Es lo que tiene, que los muertos no hablan. La lengua se le queda de trapo, seca. Sólo pueden hablar si caminan sin rumbo por la noche porque la agresiva muerte no les deja descansar en paz.
Si escuchas en la noche el piar de un pajarillo, no te asustes, será ese pobres que yace en el suelo y seguro murió de frío y por el golpe al caer al vacío.
Árboles enfurecidos con la noche.
La noche es silenciosa, pero también puede gritar en el silencio.
La farola cansada luce desganada mientras la noche se apodera de la luz del día.
El tulipán quiso viajar con la nube, pero la nube lo desprecio.
Entonces el Tulipán pidió clemencia para que la nube no descargara sobre él su antipática y fuerza.
Pero la nube descargó con maldad, y el pobre tulipán acabo deshojado y esmirriado.
... Y hubo un nuevo amanecer, y algunos de los tulipanes más fuertes seguían erguidos y bellos.
Se reían de las nubes grisáceas que pasaban delante de ellos luciendo sus panzas agrietadas y voluminosas. Eran como globos aviejados por el tiempo que llevan bebiendo y meando a la tierra.
Mi vida un día me preguntó que si yo merecía vivirla.
Claro que sí la contesté
¿A caso lo has dudado algún momento?
Y mi vida me respondía que sí.
Que sentía en algunos momentos mi burla hacia ella.
Para quitarle eso de la cabeza,
Me encadene a ella.
La brindé mi mano para ser buenas amigas.
Mi vida aceptó.
Pero en algunos momentos su arrepentimiento sentí.
Pues cada vez la pedida más cosas.
Me desahogaba con ella y la decía que no la merecía.
Ella cansada quedo lastimada por mi ingratitud.
Además le ponía la cabeza loca
cuando en algunos momentos me desahogaba,
y mis penas contaba.
Y la vida me dijo que mirara a mí alrededor,
vería lo que realmente son problemas.
Mi vida me aconsejó que viviera,
y aprovechara todo el tiempo
mientras estuviera en la tierra.
Mi vida y yo nos hicimos buenas amigas
porque es los que a ambas nos convenía.
Así, que vivo mi vida
porque sólo tendré una, la actual.
Ni una más